El paisaje
que nos mira
Casona Cultural
Panguipulli
2017
1.20 x 75 cm
La mirada que nos propone María Inés Rivera en esta exposición que incluye 12 grabados de gran formato, está anclada en el rescate de esa memoria, una invitación a sumergirnos en nuestros recuerdos para volver a ver. Nos lleva a detenernos en algunas construcciones que cobijan el alma de un lugar, donde aquello que pareciera ido aún está ante nuestros ojos. Así vemos las altas torres de la emblemática iglesia que se levanta hacia el cielo inmenso de la región, el hospital, la farmacia, algunas casas que resguardan tras sus puertas y ventanas esos ojos que la lluvia no puede cerrar, y finalmente el gran lago como un envolvente remanso de la naturaleza.
Nos concentramos ahora en el transcurrir, un paseo por Panguipulli a través de una sucesión de imágenes que han levantado sus coordenadas entre la iglesia y el lago. En cada uno de sus grabados se conjugan otros elementos de la geografía urbana donde hay un interior por indagar, pero donde el encuentro es el lugar de asombro, allí donde la vida pasa y solo la trascendencia de las horas es una fiel consejera.
Como el epew en la cultura mapuche -aquel relato que nos hace viajar pero también reflexionar- estas imágenes son un paseo por los alrededores que nos va generando ideas y situaciones sobre las circunstancias de la vida, las batallas interiores, los sueños y los sentimientos.
Ser y estar marcan un tiempo y presencia, definen una situación y también un lugar, pero a quien señalan finalmente es al individuo, al habitante y su entorno. Como un narrador omnisciente María Inés Rivera propone una sucesión de vistas para recomponer el lugar,como un constructor va acomodando piezas y partes siguiendo el trazado de este recorrido, traspasando el umbral de la antigua casa, siguiendo lentamente la escalinata de la iglesia como si pudiéramos acceder a otro mundo desde esa elevada superficie.
Gradualmente nos va dejando entrever una apertura al paisaje, utilizando con certeza el poder de síntesis de la imagen y su capacidad para comunicarnos, alternando el verde de los bosques o el azul de las aguas, con un tejido de evocaciones y recuerdos. Imágenes que van y vienen, imágenes que persisten allí donde anida la memoria, un canto ceremonial o un viaje hacia el fondo de las cosas, hacia nuestros anhelos y la vida, un silencio que va de piedra en piedra, de árbol en árbol, de vereda en vereda, de sendero a calle, de palabra en palabra…
Texto curatorial por
Carlos Montes de Oca
Invitación
Invitación
Montaje
SANTIAGO _CHILE